7 ideas para amarte a ti mismo que de verdad funcionan
El tan trillado amor propio se puede volver tan difícil de alcanzar que a ratos termina sonándonos a disco rayado y promesa imposible.
Lo vivimos tal vez como una lucha en la que debemos vencer para poder por fin querernos como somos, no darnos palo, estar felices con nuestras vidas y decisiones, ser amados y amar a otros tanto como nos amamos a nosotros mismo.
Tenemos días en los que pagamos caro el precio de ‘no amarnos’ y es cuando de golpe caemos en cuenta que necesitamos ‘trabajar’ en ello.
Pero resulta que amarnos no debe ser ‘trabajo por hacer’, una ‘tarea pendiente’, o una ‘lucha que ganar’. El camino más simple (aunque desafiante) viene de recordar nuestra naturaleza esencial y vivir con espontaneidad.
1. Usa las afomarciones, estas son diferentes de las afirmaciones. Te ayudan a estimular la mente inconsciente en la búsqueda de respuestas existenciales de aquello que quieres. Una afirmación seria ‘me siento siempre bien en mi propia piel’; una aformación sería: ¿por qué me siento bien en mi propia piel?.
Repite esta pregunta y deja que la mente inconsciente te responda con experiencias de bienestar.
Otras ideas:
¿Por qué me permito expresar con libertad mis emociones?
¿Por qué valoro y respeto mis necesidades sin temor?
¿Por qué disfruto de todo lo que experimento?
¿Por qué mi vida es un juego que disfrutar?
2. Valora cada instante este presente y encuentra la manera en la que puedes disfrutarlo: una reunión aburrida de trabajo puede ser una oportunidad para entrenarte en escuchar con atención plena; una discusión es una oportunidad para observar juicios y rigideces internas desconocidas; una jornada extenuante es una oportunidad para luego apapacharte con la comida que más te gusta; un largo trancón puede ser una oportunidad para escuchar la música que más te gusta, etc.
3. Vive como un niño. El niño se mueve en cada momento guiado por aquello que le resulta natural, y aunque tras una caída derrama lágrimas, en solo un instante es capaz de inventarse un nuevo juego y reírse a carcajadas. Es la actividad de repetir mentalmente las experiencias dolorosas la que nos hace prolongar el sufrimiento más allá de lo necesario.
4. El dolor no es un fracaso, sino una oportunidad nueva de atendernos en aquello que más necesitamos: un merecido descanso, una salida al aire libre, un rato de silencio, una conversación amena, un nuevo trabajo o una nueva relación… cuando algo duela pregúntate ¿Qué necesito atender de mí que no he atendido aun?
5. Honra tus conquistas. Todo aprendizaje que has adquirido tras las experiencias de tu vida es una gran conquista. Honrarlas te permite ver tus avances, recordar tu poder y tu valor. Te ayuda a verte de manera más justa y completa.
6. Prémiate en los aciertos y reconfórtate en el error. Por que ambos te enseñan, te nutren y te hacen crecer si los prefieres sobre la culpa, la critica y el reproche.
7. Recuérdate perfecto. Eres una creación de Dios y como tal no hay nada de imperfecto en ti, esa idea de tener que corregirnos como si fuéramos errores nos aleja brutalmente del amor. Opta por mantenerte en contacto con tu esencia perfecta y pura: meditando, y haciendo aquello que te aquieta, silencia y centra.