¿Qué tan complaciente eres?
Andrea Jaramillo Hernández
Una de las necesidades más esenciales es la de ser aceptados, amados y pertenecer. Pero en la búsqueda de eso puedes crear situaciones problemáticas, sobre todo para ti.
Complacer es un acto que llevado saludablemente te vincula con amor, compasión y cuidado, pero otras veces, si lo haces con el afán de cumplir expectativas ajenas, de tener admiración, aprobación o de agradar y ser necesitado por otros, te puede conducir a un camino de dolor y cansancio que termina por herir esa relación que pretendías alimentar.
Síntomas y curas
- No dices qué no, olvidas los límites saludables.
Cura: cada vez que te quieras comprometer o quieras ofrecer algo pregúntate: ¿tengo tiempo y energía disponible?, ¿hacer eso afecta mis prioridades?, ¿lo haré con gusto y tengo las habilidades para hacerlo?, ¿lo hago por el gusto de hacerlo o para ganar aprecio o aprobación?, ¿haciéndolo me acerco a quien quiero ser y a cómo me quiero sentir?
Si las respuestas no son satisfactorias para ti, di no. Recuerda que las horas del día, los días de la semana y los meses del año son limitados. Es probable que debas decir más veces no.
- Priorizas a los otros, ignoras lo que valoras y necesitas.
Cura: tú también necesitas ayuda. Con tranquilidad, pide más. Recuerda cuáles son las cosas importantes para ti, las que te dan bienestar y las que le dan sentido a tu vida. Ninguna se debe sacrificar por otras personas.
- Te preocupa lo que los otros piensan de ti.
Cura: revisa qué te dices. Si procuras tener un monologo interno gentil, motivador, y compasivo, lo que los demás digan no te limitara de ninguna manera. Cuando el concepto de otros pesa tanto es porque debes alimentar tu autoconcepto.
Recuerda: “Tú no eres accidental: la existencia te necesita. Sin ti algo hará falta en la existencia y nadie puede reemplazarlo. Esto es lo que te da dignidad: toda la existencia te extrañará”. Osho
- Sientes abrumación y agotamiento.
Cura: usualmente cuando complaces de más, trabajas más horas. Abre espacio en tu agenda y regálate un buen rato de sueño, un día de spa, una sesión de yoga o un momento de meditación. Luego, reserva todas las semanas tiempo suficiente para consentirte y descansar. Ese tiempo no debe ser negociable.
- Pierdes el cuidado, la compasión y el amor hacia ti.
Cura: te vinculas con los otros de la misma manera con la que te relacionas contigo. Así, es indispensable que cultives en primer lugar todo lo que necesites para estar bien, feliz, sano y en paz. Después, eso será lo que compartas con los otros. Cuídate con amor y compasión. Cuando no sepas que hacer por ti pregúntate: ¿qué haría el amor por mi?