Necesitas soltar el control
El control implica supervisar, inspeccionar, dirigir, tener el poder de influenciar, comparar y revisar, y ¿quién quiere sentirse inspeccionado, dirigido, comparado todos los días?.
Sin embargo para muchos de nosotros es la actitud cotidiana hacia nosotros mismos y hacia la vida.
Necesitamos tener el control de nosotros, los otros y sobre la vida porque tenemos temor, un temor que aprendimos, y que nos susurra, que como Atlas, andamos con el mundo en nuestros hombros, que todo es nuestra ‘culpa’, y que si algo ha de salir bien deber por nuestro esfuerzo.
Olvidamos que la vida en si misma está diseñada para el placer, si, también para el dolor, pero el placer está disponible si abrazamos la perspectiva existencial del amor, y abandonamos la del dolor.
Olvidamos que el Cosmos es un orden, al que no podemos escapar por más ‘malos´, ‘dañados’, o ‘enfermos’ que estemos.
Olvidamos que la celebración es la máxima meditación, la mejor manera de honrar la vida, el legado de nuestros ancestros, e incluso el sufrimiento de otros.
Olvidamos que más allá de las capas, a veces densas, que nos cubren, hay pura, purísima luz, nada más que eso, y lo que se expresa de ella (acciones, palabras, pensamientos, emociones, sentimientos, decisiones, etc.) es también luz.
Olvidamos que la tensión que implica el control, nos enferma, porque nos hace sentir separados de la vida misma, torturados por ‘todo lo que tenemos que resolver’, e intoxicados por estar desconectados del flujo de energía vital (prana) que es la que vitaliza y sana.
- Observa tu tensión cotidianamente, y simplemente, relájate.
- Cuando el temor aparezca, pregúntate ¿de dónde viene? (tus padres, profesores, abuelos, cultura…).
- Crea un mantra que alivie el temor. No todos tememos a los mismo en apariencia, pero en el fondo el más grande temor humano es estar desconectados, huérfanos de la vida. Una frase afirmativa y corta que te recuerde tu permanente conexión aliviara la necesidad de controlar.
- Sé un espectador, abandona ese papel del hacedor que todo lo ‘debe’, y se testigo de la vida. Deja que los otros opinen, decidan, arriesguen, sientan, vivan y haz lo mismo tú. Mirando la película de la vida, deja que la mente creativa escriba los guiones, tú contempla la obra maestra.
- Haz lo que se te dé la gana! Suela las ideas de ‘bueno’ y ‘malo’, ‘correcto’ e ‘incorrecto’, y haz solamente, si!, enserio, lo que quieras, por qué quieres y por qué lo gozas. Si puedes!