Yogananda

Invoca todos los días la presencia de Dios

Durante el día invoca a Dios para que llene con su poder el templo de tu conciencia.
Permite que cada acción que realices, y cada palabra que pronuncies sean empapadas y embriagas por el amor de Dios.

Habla y actúa como un hombre que mantiene su esencia celeste y su control.
Embriágate de Dios, y haz que todas las acciones de tu vida cotidiana sean como un templo erigido en memoria del Señor.

En realidad, Dios te estrecha contra su pecho envolviéndote con su paz y alegría, cuando te internas en la cámara del subconsciente, en el templo de tus sueños, entonces duerme seguro en medio de su abrazo de paz.

Así que trata de dormirte sabiendo que lo vas a abrazar a él, el sueño en el sueño.
Y cuando estés durmiendo o meditando profundamente, siente que él te está abrazando, en la dicha omnipresente.

La gran omnipresencia te toca en el sueño, en la meditación, a través de su toque extático eres capaz de olvidar tus pequeños pensamiento de sufrimiento y preocupación, y tus dolores físicos, metales y la agonía espiritual que has acumulado en el vagabundear en la vía de la materia, alza la paz y la alegría sobre el trono de tu corazón.

Persevera con alegría, no importa qué te encuentres, ni lo que pase. Si puedes hacer esto y no obstante, el universo se desmorona y tu alma y tu cuerpo son atormentadas por las pruebas. Prueba que Él baila en tus pensamientos para la eternidad. Permite que la alegría pura baile en tu mente, y Dios bailará contigo.

Retener el tesoro espiritual de tu alegría es perder el tiempo. Ahora que lo haz conquistado, hazlo crecer dándolo al otro libremente e inv

istiéndolos generosamente en el corazón del otro.

Recuerda: todo lo que pidamos egoístamente para nosotros mismos, es perdido, pero todo lo que pidamos con liberta para el otro, con amor, no puede perderse y produce siempre una abundante cosecha de felicidad.

Las preocupaciones y el egoísmo son como los bandidos en el camino de la vida, ellos se mantienen robando nuestra riqueza de alegría y de paz, por lo tanto decide aferrarte fuertemente a la alegría, no importa si la muerte espera amenazante en tu puerta o tu mente subconsciente dice «todo está perdido».

Sofoca todo el ruido desconcertante bajo la dulce y silenciosa armonía de tu invencible y perfecta alegría.