!Cambia!
Andrea Jaramillo Hernández
La física dice: la energía y la materia no se destruyen, se transforman. Y así pasa en la vida: los círculos se cierran, los ciclos terminan, las cosas cambian, pero no para destruirte sino para transformarte.
El cambio es un permanente compañero. Cuando cambias de trabajo, de casa, de ciudad, de pareja, de apariencia… Y cuando no cambias por fuera, cambias por dentro. No todos los cambios llegan cuando estás listo o cuando quieres cambiar. Muchos te sorprenden con su llegada y hacen tambalear tus cimientos.
El cambio es una necesidad de supervivencia física y psicológica, pero más un proceso espiritual que te conduce a la destrucción de lo caduco y al diseño de lo nuevo y más amplio. Es un requisito para la evolución, el crecimiento y la maduración.
El cambio es un hacedor de milagros, rompe las cascaras que te insensibilizan, opacan, desconectan y enfrían, y deja entrar la luz.
Ante los cambios, muchas veces aparecen el miedo y el dolor, como síntomas de una profunda transformación. Estos se alivian cuando te conectas con estas certezas:
- El miedo y el dolor son parte del proceso de cambio. Míralos a los ojos, abrázalos con ternura y deja que partan cuando sea el momento, sin perpetuarlos porque se convierten en malos consejeros.
- Siempre es buen momento para cambiar. No hay que estar listo.
- Muchas veces tu mente no entiende el significado profundo de la transformación, pero tu alma si. Suelta la duda, la culpa, la anticipación, y confía.
- Tú puedes: cambiar, perdonar, sanar, crecer, renovarte, crear, reinventar…
- Agradece el pasado para tener un presente liviano.
- Acepta el cambio, entrégate a él como un maestro para fluir con la vida y encontrar lo más divino y elevado de ti.