El camino hacia el cambio
Andrea Jaramillo Hernández
Todo cuanto te sucede en la vida es producto de la sincronización. Aunque seas consciente o no, situaciones tan dolorosas como una despedida, un cambio, una muerte, una enfermedad o una separación, llegan en el momento en que los necesitas para madurar, para aprender.
En su metamorfosis, la mariposa no está exenta de riesgos, como tú. Tendrás que soltar el pasado, perdonar y perdonarte, tomar “el toro por los cuernos” y hacer un trabajo duro cada día: limpiar el desorden, recoger los pedazos y seguir, adoloridos, pero seguir con confianza y amorosamente.
Ten en cuenta lo siguiente para persistir en momentos desafiantes de transformación:
- Toma ya tu calendario. Bloquea los tiempos no negociablespara ti, para sanarte, escucharte y recordarte. Haz el compromiso sagrado contigo de no usar esos tiempos y espacios para nada más, de no excusarte dejándolos para mañana.
- Medita cada día 10 minutos, comprométete con tu práctica energética, deportiva…, sal a caminar, oye la música que te gusta y baila un rato, escribe, encuéntrate contigo en un espacio de silencio para que puedas llorar o descansar, inicia un proceso terapéutico.
- Establece metas para sentirte como quieres. Es cierto que las obligaciones, el cansancio, los trancones, te quitan energía, y al final del día has dejado pasar de nuevo lo importante por resolver lo urgente. Sin embargo, para mantener tu paz y tu salud, y para resistir momentos desafiantes, debes abrir espacios. Usa la creatividad.
- Empieza por hoy. Cada día, antes de iniciar, declara cómo quieres sentirte y escribe acciones que puedes tomar para que suceda.
- Utiliza objetivos que te lleven a sentirte como quieres. Tras cada objetivo concreto hay un sentimiento y un deseo, que te guían y alimentan mientras la metamorfosis ocurre.
- Busca actividades que te hagan “sentir”. Si quieres más libertad y así te sientes corriendo, ¡corre!; si quieres más alegría y así te sientes pintando, ¡pinta!; si quieres más paz y así te sientes practicando yoga, ¡practica yoga!