El amor humano

Jorge Arce Hernández

El amor humano es la puerta de entrada a una sana interacción contigo y con los que te rodean. Es la puerta para liberarte de aquello que ha sido doloroso y difícil, aquello que ya no es funcional en tu vida.

Este amor humano es muy diferente a la idea del amor idealizado, del amor de los cuentos, de las pasiones intensas y los dolores profundos. Desde aquí, amar ha sido una lucha diaria por ser reconocidos, por ser amados, una batalla para cambiar a los otros, una montaña rusa de grandes cimas y de inmensos abismos.

Amar y ser amados ha sido una de las más difíciles, complejas e inestables actividades de la vida. Y esto, porque hemos estado respondiendo a esos guiones de vida que construimos desde la infancia y que determinan lo que somos y lo que hacemos, como personajes de una historia.

Y en ese camino hemos ido dejando huellas, que no son solo los buenos recuerdos y lo bonito. Son marcas y heridas que hemos dejado a quienes queremos o hemos querido, marcas en nombre del amor, que no por ser así, dejan de ser dolorosas y se convierten en obstáculos para avanzar. Y de esa misma manera contamos con nuestra propias heridas, a veces visibles y expuestas, a veces guardadas tan profundamente que ni siquiera las recordamos pero que siguen ahí, saboteando la vida.

Cuando la vida no avanza en algún aspecto, sería importante preguntarte: ¿qué he dejado abierto, sin resolver?, ¿a quién he herido?, ¿cuáles son mis heridas que no he visto o aceptado?

Y de esta manera pasan los días, con heridas de amor o amores a medias; con amores que parecen tormentas; con amores a los que les tenemos miedo; con amores en los que aún intentamos cambiar a quien amamos; con amores tan intensos como el dolor y la incertidumbre; con amores tan bonitos que los rodeamos de inseguridad; con amores tan tranquilos que sospechamos de ellos.

Amores (de padres, de hijos, de parejas, de amigos…) que son el reflejo de lo que aprendimos, de las líneas de vida instaladas en el cuerpo, en el corazón y en el alma. Amores que nos regresan, muchas veces sin saberlo, a nuestros primeros años, allí donde empezaron las heridas del amor, que aunque no sean tan complejas y dolorosas también dejaron huella; pueden también ser leves ignorancias, pequeñas miradas, palabras simples que se atascaron en nuestro corazón.

Ante esto, el amor humano es la respuesta, ese amor tranquilo que no exige, que no se conforma y que no se sacrifica. El amor que no intenta cambiar al otro, que recibe a cada quien como es, que no pretende ser un camino para estar completos, porque completos ya estamos; que no pretende abarcar al otro como si fuera su mundo entero. El amor humano es una respiración profunda y pausada para tomar la vida desde el merecimiento y la alegría; una oportunidad de conectarnos con lo que somos, para dar y para recibir, para disponernos a vivir.

Para contactarte con esta otra forma de amar y de ser amado, el primer paso es reconocer las heridas, las tuyas y las que has dejado en los otros, identificar que dejaste pendiente, lo que reconoces y lo que aún no has sido capaz de mirar. Esto, de la mano con el reconocimiento de lo que eres, de ese amor interior intacto y perfecto que está esperando, esa posibilidad de fluir con la libertad de quien se mira a sí mismo con un ser completo, asombroso y merecedor de un buen amor.