El amor no es lo que crees… es mucho más

Para empezar, quiero hablarte de algunas de las versiones que hemos creado sobre el amor, que no son realmente amor, aunque lo parece, que se sostienen en la vida cotidiana y se presentan, desde que nacemos, como algo que en lugar de conectarnos con el AMOR, nos desconectan de él.

Es necesario encontrar el camino al AMOR, más allá de las creencias, los guiones y los patrones que sigues en tus relaciones. Y para eso, es importante darte cuenta de lo que viviste y de lo que vives. La pregunta es: ¿cuál ha sido tu clase de amor?

El amor de telenovela

La base de las relaciones del amor de telenovela es el drama, el sacrificio y la inestabilidad. Aquí están los hombres y las mujeres que sufren por amor, que tienen la creencia de que entre más difícil más amor. Estas relaciones terminan convertidas en grandes dramas con apasionados romances, que fácilmente se vuelven apasionados sufrimientos.

La mayoría de relaciones en el amor de telenovela son conflictivas, difíciles. No falta el dolor, los momentos duros, el agobio emocional, la insatisfacción y el “aguante”. Y aunque hay buenos momentos, siempre se regresa a la sensación de dificultad y sacrificio. No quiere decir que en el amor no se presenten dificultades y conflictos, pero como la excepción y no como la regla, y nunca con la idea de sacrificio, nunca con la sensación de que el amor es difícil.

Algunas frases que se pueden decir o pensar desde el amor de telenovela: “la paso mal, pero lo quiero”, “el amor está lleno de sacrificios, “me sacrifico por ella o por él”, “nos llevamos mal pero nos queremos”, “si no duele no es amor, “me maltrata pero sé que me quiere”, “lo comprendo”, “lo importante es él… o ella”, “el sacrificio tiene recompensas”, “me aguanto porque lo quiero”, “el amor es duro”.

El amor de cuento de hadas

En el amor de cuento de hadas el hombre o la mujer son puestos en el pedestal de la idealización. “Es un ser perfecto”, “el que espero o he esperado toda mi vida”. Cabe aclarar que como parte del enamoramiento hay un momento en la relación en que se puede llegar a una mutua idealización, pero con el tiempo esto debe dar paso al amor real. El problema es que en ocasiones no se da esta transición. El resultado es el mismo que se da cada vez que nos empeñamos en la perfección: no es posible, y en consecuencia, nos agotamos, nos exigimos, nos “estrellamos” y “morimos” en el intento.

Cuando se cree que una persona es perfecta se pone un vara muy alta a la que, por más esfuerzo, no se puede llegar. Se crean expectativas irreales que terminan en frustración, en decepción y en la sensación de no recibir lo que esperábamos.

Algunas frases desde el amor de cuento de hadas: “estoy esperando que llegue la mujer o el hombre correcto”, “él es perfecto, tal como lo soñé”, “es mi príncipe azul”, “no me dio la talla”, “ninguno cumple mis expectativas”, “siempre me decepcionan”, “no ha nacido el hombre o la mujer para mi”, “todavía no aparece el hombre… la mujer para mi”.

El amor rompecabezas

Desde esta clase de amor la tarea es completarnos, como se completa un rompecabezas uniendo las fichas. En el rompecabezas cada ficha se une con la que le corresponde de acuerdo a la forma. En el amor de rompecabezas cada persona se conecta con la que le devuelve la imagen que espera, con la que le permite seguir con la creencia sobre el amor o cumplir el guión impuesto sobre cómo debe ser el amor y las relaciones. Por ejemplo, una mujer que cree que está bien que el hombre sea dominante se encuentra con un hombre que cree que está bien que la mujer sea sumisa.

Esta clase de amor parte de la idea de que nos falta algo, de que necesitamos algo que no tenemos. Pone afuera el control de la vida y la plenitud. La pone en los otros, los que nos completan y nos dan lo que no tenemos. Una sensación permanente desde el amor de rompecabezas es que no podemos vivir sin esa persona, porque como se convierte en nuestra mitad, ¿qué sería de nosotros si nos quedamos a medias?

Algunas frases desde esta clase de amor son: “es igual a mi papá o a mi mamá”, “es mi media naranja”, “siempre me los consigo igual”, “sin ti no puedo vivir”, “si tú te vas me muero”, “eres mi complemento”, “tú me haces feliz”, ”eres mi otra mitad”, “somos uno”, “no sé que haría sin ti”

El amor de la balanza

Imagina que te subes en una balanza y el peso del otro lado hace que te vayas hacia arriba o la falta de peso al otro lado hace que te vayas hacia abajo. Y así, en ese desbalance permaneces durante toda la vida de la relación. Así ni siquiera puedes mirar a tu pareja a los ojos, está demasiado lejos y no es fácil el encuentro.

Esta clase de amor se da cuando en la relación se presenta un desequilibrio permanente entre dar y recibir, que sucede, por ejemplo, cuando uno de los dos da mucho más que el otro, que se limita a recibir; o cuando una persona se niega a recibir o se niega a dar. También cuando alguien da sin medida antes de darse a sí mismo o cuando alguien está tan desconectado de su pareja que ni siquiera se da cuenta de lo que le da.

Algunas frases relacionadas con este tipo de amor: “me boto de cabeza por ti”, “no me importa lo que me pase con tal que tú estés bien”, “no esperes que te quiera como tú me quieres”, “yo no te pedí que me dieras tanto”, “no me siento bien de recibir”, “no me gusta que me den, estoy hecho para dar”.

El amor condicionado 

Este es un amor con personas que quisiéramos que fueran otras personas, que no nos gustan como son o que tienen muchas cosas que no nos gustan.

Piensa en cuánta energía y tiempo pierdes intentando que alguien cambie algo que te parece debe cambiar. Y muchas veces puede ser a partir de una noble intención de hacer que algo sea mejor para otra persona, pero muchas veces detrás de esa noble intención se esconde la búsqueda de que algo sea mejor para nosotros.

Esta clase de amor condiciona la relación. Y aunque es cierto que muchas veces en las relaciones son necesarios los cambios, estos no suceden más que un ejercicio interior voluntario, no desde un condicionamiento externo.

Algunas frases desde este tipo de amor: “hay tantas cosas que no me gustan de ti”, “si no eres capaz de cambiar por mi…” “hazlo por mi”, “tengo la esperanza de que cambie por mi”, “no puedo con tus defectos” “ningún hombre… o mujer me ha quedado grande”

Lo que he aprendido del amor

Durante mi vida he tenido varias relaciones amorosas y cada una de ellas me dejó muchos aprendizajes que poco a poco recogí e integré a mi vida. Por eso agradezco profundamente a cada mujer que se “arriesgó” a construir algo conmigo, sin importar el tiempo o las circunstancias. Y aunque cada relación fue muy diferente, algo tuvieron en común de mi parte: la creencia del amor sacrificado, difícil, conflictivo y dramático.

Por muchos años creí que entre más intensidad y más dolor o sacrificio más amor y así lo llevé a la cotidianidad de mis relaciones. Y aunque en cada una viví cosas maravillosas, siempre regresaba al mismo lugar.

Hoy, después de mucho tiempo, logré experimentar el AMOR, aunque también me costó trabajo aceptarlo. Cuando conocí a Andrea, mi esposa, “sospeché” que lo que pasaba entre los dos no era amor, porque era diferente, era tranquilo y sin drama. Pensé que eso no era amor y me desconecté por mucho tiempo, hasta que ¡por fin! reconocí que era posible amar de otra forma, que era posible conectarme con el amor de una manera muy diferente. Comprendí cosas como las siguientes (tal ves te sirvan):

  • Amor de la vida hay varios. De pronto alguno dura toda la vida. Pero otros son amores de la vida de algunos años o de algunos meses.
  • Recibo y acepto recibir tanto como sienta que me merezco.
  • Nadie puede completarme, ya estoy completo.
  • Cuando estoy con alguien recibo todo lo que esa persona es. Lo maravilloso y también lo que no me gusta tanto. Pero desde el amor puedo aceptar todo lo que es, sin juicio y sin intención de cambio. Si alguna vez siento que “no puedo” con lo que no me gusta, el camino no es intentar cambiarlo sino tomar la decisión de no estar juntos.
  • El amor está principalmente en lo simple y en lo cotidiano. Las mariposas en el estómago pueden durar toda la vida, no como un enamoramiento eterno sino como una emoción profunda de estar conectado con alguien, día por día.

Ahora quiero hablarte un poco más del AMOR

El AMOR no se compara con nada. Es un amor maravilloso que sucede todos los días. Es el amor desde el que tú viniste al mundo, no el de tu papá y tu mamá, sino el amor que proviene de la fuente de tu vida.

Este AMOR es tranquilo, sencillo, no tiene pretensiones ni expectativas. No es algo externo ni ajeno. Este amor eres tú. Tú eres amor. Este es el amor que reconforta, que nutre, que sana, que te conecta con la vida. Es un amor que ha estado siempre. Lo que sucede es que muchas veces nos desconectamos, lo perdemos de vista, lo olvidamos entre tantas creencias y guiones.

En este AMOR, llevándolo a las relaciones de pareja, se da el encuentro de dos personas completas e imperfectas que no se necesitan. Es el encuentro de dos personas que deciden compartir su vida, por poco o mucho tiempo, pero que también podrían no hacerlo e igual estarían bien. Desde aquí, los hombres y las mujeres miran primero hacia adentro, se aman, se aceptan, se comprenden y se encargan de construir la mejor vida para ellos. Y ahí se encuentran con alguien que los acompaña en esa buena vida. Solo cuando tú haces tu trabajo de sanación y transformación, y cuando te encuentras con el amor que eres, estás en disposición de amar sanamente.

Desde el amor cada persona recibe a la otra tal como es, con sus maravillosos dones y sus limitaciones. Aquí no hay intento de cambiar al otro, no hay sacrificios en nombre del amor ni idealizaciones. Y como no es perfecto, hay espacio para conflictos y dificultades, pero la mirada no es desde el sufrimiento sino desde la resolución.

Desde el amor se dice: “yo puedo estar sin ti, pero quiero estar contigo”, “me gusta estar contigo, pero también me gusta estar conmigo”, “no estoy contigo para ser feliz”, “estoy contigo para compartir mi felicidad y compartir la tuya”, “el amor no es sufrimiento”, “no me sacrifico por amor”.

Revisa qué tan cerca o qué tan lejos estás de este AMOR y empieza a hacer lo que te corresponde por creerlo y vivirlo en tu vida todos los días.