Encuéntrate con el placer en tu vida

Andrea Jaramillo Hernández

En muchas familias se dicen o se piensan ideas como las siguientes: “sin dolor, no hay ganancia”, “el placer es malo”, “el cielo es para quienes sufren”, “la vida es sacrificada”. Para muchos, el placer es frívolo, peligroso e infructuoso. Para otros es inmerecido.

Y estas ideas han sido repetidas tantas veces que es probable que creas en ellas y que te lleven a situaciones como: trabajar hasta enfermarte y seguir trabajando; aplazar tus sueños; hacer lo “correcto” aunque no te parezca correcto; sentirte culpable y por eso sabotearte la vida; no dejar tiempo para descansar; mantenerte en situaciones (amorosas, laborales, físicas…) que no te hacen feliz; luchar por mantener las apariencias; repetir rutinas desgastadas y poco significativas; y muchas otras.

¿Será que la única manera de vivir es con dolor y sufrimiento permanente?

No, no es la única.

Reconciliarte con la búsqueda de placer es un acto de coraje en el que reconoces que la vida es abundante, generosa y llena de oportunidades para disfrutar. Un acto de coraje en el que apuestas por tu integridad, tu salud física, psicológica y espiritual, pues cuando vives disfrutando al máximo (sin dañarte o dañar a otros) solo encuentras bienestar.

Este es un camino seguro para convertirte en multiplicador de placer y dicha, porque actúas, trabajas y creas solo lo que te hace sentir profundamente bien… ríes más, abrazas más, agradeces más.

Para iniciar el encuentro con el placer no olvides lo siguiente:

  • Realiza una lista escrita de las cosas que más disfrutas. Incluye aquellas que no has realizado pero quisieras hacer. Asegúrate cada día de tener una dosis de placer; cuando no sepas que hacer, mira la lista.
  • Enfoca más tu atención en cómo haces lo que haces y menos en lo que haces.
  • Enfócate en todo lo que adoras de ti, de tu vida y de los otros, en todos los aspectos. La autoaprobación te independiza y te fortalece.
  • Relaciónate contigo como si estuvieras profundamente enamorado de ti. ¿Cómo te cuidarías? ¿Qué te regalarías? ¿Qué cocinarías? ¿Qué planes harías? ¿A dónde te llevarías? ¿Qué te dirías o qué no te dirías?