La bondad amorosa
Jorge Arce Hernández
La vida puede ser tan sencilla y amable como quieras. Esto no va a evitar las complejidades cotidianas ni las emociones fuertes ni los momentos dolorosos, pero es una forma de mirarla y asumirla diferente. Y nada mejor para conectarse con la vida que practicar la bondad amorosa:
- Primero, la bondad contigo. ¿Cómo te tratas? ¿Qué te dices? ¿Cómo te reconoces tus logros? ¿Cómo te contienes cuando algo no sale bien? Antes de practicar la bondad amorosa con los demás, es necesario que lo hagas contigo.
- ¿Cómo tratas a los que te rodean? ¿A los cercanos y a los que no conoces? ¿Qué les dices cada día? ¿Les expresas tu afecto?
- Asegúrate cada día de realizar actos bondadosos y amorosos por los demás. Desde los más simples hasta los que más dedicación implican.
- Al terminar el día revisa, como en una pantalla mental, tus acciones. Identifica si fuiste hiriente, grosero, despectivo, con alguien; si juzgaste o criticaste. Si es así, visualiza en esa pantalla mental cómo tu reacción y tu comportamiento cambian y cómo la persona involucrada sonríe; tu también.
Practicar la bondad amorosa te llena de amor, limpia tu energía, te reactiva y te conecta con la vida.