Las creencias limitantes

Jorge Arce Hernández

Las creencias que hoy tienes se empezaron a formar desde que naciste, incluso antes, a partir de influencias familiares, culturales, religiosas, sociales, entre otras. Después se fueron alimentando de tus acciones, pensamientos y emociones cotidianas, que, a su vez, responden a esas creencias, en un circulo vicioso que parece no tener fin, pero si lo tiene.

Tus creencias determinan el rumbo de tu vida. Te guían y te llevan a las situaciones en las que se sienten poderosas y pueden ejercer el dominio de lo que eres o de lo que crees ser. Son como una brújula o un mapa que te llevan por un camino que, en la mayoría de ocasiones, va en contravía de lo que realmente tu alma quiere, sabe y merece.

Es hora de revisar y empezar a modificar tus creencias limitantes. Ten en cuenta lo siguiente:

  • Revisa qué te repites ante el éxito y ante el fracaso. Identifica qué te dices ante las oportunidades. Encuentra lo que piensas sobre la abundancia y sobre el sufrimiento.
  • Identifica las generalizaciones que haces a través de las afirmaciones. Por ejemplo: “no puedo”, “siempre me sale mal”, “siempre sufro en el amor”, “no encuentro el camino”.
  • Observa con qué palabras inicias la mayoría de tus frases. Por ejemplo: “confío en que”, “creo que”, “me temo que”, “el enredo es”, “el problema es”, “me aburre”.
  • Recuerda que cada creencia se instaló en ti por una razón, así ahora no sea funcional ni te guste. Así, para cambiar una creencia limitante debes hacerlo desde el agradecimiento y no desde el reproche. Cuando reprochas, te reprochas a ti, cuando te quejas, te quejas de ti.
  • Si es posible, identifica el origen de la creencia. Por ejemplo, ¿en la creencia del amor como sufrimiento… te lo dijeron, lo viste, lo has vivido…? ¿En la creencia de que te mereces poco… lo sentiste alguna vez, lo escuchaste de alguien?
  • No des nada por cierto. No porque te lo dijeron o lo viviste, quiere decir que es así. Todo puede cambiar, tú puedes cambiar, incluso en las creencias más arraigadas. Depende de tu decisión y de lo que hagas para llevarla a la práctica diaria.
  • Identifica a qué te lleva la creencia limitante. A qué te obliga, qué emociones te genera, a dónde te lleva, qué bloqueos te implica, con qué aspectos de ti está relacionada. Reconoce lo que hace contigo esa creencia y cómo sería si no la tuvieras.
  • Cuando te descubras en una creencia limitante, piensa qué es lo diferente que te gustaría que sucediera. Construye una frase que hable de eso de forma concreta y repítela. Escríbela y tenla en un lugar visible. Imagina tu vida si sucede eso y no lo que la creencia te dice. Visualiza la situación en la que se activo la creencia como si no hubiera sucedido.
  • Busca las acciones, emociones e ideas que se relacionen con la nueva creencia positiva y desarróllalas.
  • Obsérvate todos los días para identificar y empezar a cambiar las creencias. Poco a poco, amorosa y comprensivamente.