Ser bueno y amar no es lo mismo

El amor no se finge, no va vestido con mascaras y jamás usa falsas palabras. No se adorna con mentiras y no maquilla las cosas a su conveniencia. El amor va desnudo, es loco, no le importa lo que piensen. Es irreverente, inocente y transparente. Sientes su aroma y no la puedes improvisar.

Puedes creer que ser bueno es amar, pero no es lo mismo. El amor abraza la verdad, la luz y la sombra, la mía y la tuya, y sobretodo es silencio, no le gusta el alboroto superficial que solo oculta los intereses egoístas.

El amor duele mientras lo aprendemos, y no ha de ser juzgado medido por varas sociales que jamas miran la esencia. El amor se ofrece como un néctar sutil que alimenta al otro, no clavado como una espina que aparenta buena compañía pero mata lentamente, sino como una luz cálida que ilumina permanentemente desde adentro.

El amor no es como un negocio en el que damos esperando alguna vez lo de vuelta, en el que tomamos justificando nuestra entrega, en el que apostamos esperando el premio.

El amor es simple, da lo mejor que tiene, lo que brota sinceramente y se queda silencioso, lejos de la algarabía de los falsos.

El amor no se juzga, si sabes amar ama. Pero no esperes que te prueben el amor, no esperes que amemos como amas, no seas soberbio creyendo que tu si sabes amar y los demás merecen castigo.

No seas vanidoso creyendo que solo tu conoces el amor y la mejor forma de amar… Si eres capaz, mejor, solo ama y calla.