El amor que daña, el amor que sana

Podemos creer que si amamos a alguien y somos amados, desde ese amor no es posible herir o ser heridos. De hecho cuando hacemos cosas por el otro, y estas no agradan tanto, nos excusamos diciendo ‘lo hice por amor’, y lo mismo decimos cuando traspasamos nuestros límites y hacemos lo que no pensábamos hacer jamás.

Amar es definitivamente, un acto humano misterioso y poderoso, tan fuerte que nos enlazan a muchas generaciones de nuestros ancestros a través de dinámicas, patrones y conductas que no siempre nos hacen tan felices. Tan fuerte que nos lleva a realizar actos valerosos y temerarios.

Por amor podemos querer ser abogados como nuestro papá, abuelo, bisabuelo… aunque no nos guste el derecho; podemos elegir parejas parecidas a nuestros padres, y replicar matrimonios infelices; podemos enfermar para seguir en la muerte a algún pariente; podemos asumir un rol que no nos corresponde para aliviar la carga de otro, etc…

Además, la dinámica del amor es cósmica y primordial, no solo alimenta nuestros vínculos sino que sostiene el movimiento y desarrollo continuo de la vida en el universo: el amor es una fuerza constante que nos conduce a la evolución.

Cada dinámica de amor en nuestra vida es un espejo que nos está mostrandoaquello que debe ser trabajado, sanado, perdonado, abrazado, recordado o mejorado. Incluso si ese amor ha dañado, sigue siendo una oportunidad vital de tomar las riendas y hacernos cargo para liberarnos, para abrirnos más genuinamente, para vivir con más consciencia, para saber qué merecemos más.

Y en cada etapa de desarrollo en el que estemos, viviremos el amor de diferente manera, es decir,  a medida que crecemos y cambiamos, vamos aprendiendo del amor y aprendiendo a amar mejor.

El amor es un camino para encontrar la más grandiosa fuerza dentro nuestro, que nos hace romper lo que nos limita y esclaviza, que nos inspira a buscar lo más elevado, que nos impulsa a convertir las piedras interiores en diamantes, que nos abre las puertas a universos mejores y maravillosos… pero tenemos que aprender a ver el camino.


1. Es necesario sanar las herencias familiares y las lealtades que sostenemos, que nos quitan fuerza y nos estancan. Deja de repetir historias, de creer en condenas, revisa que no lo estés haciendo inconscientemente.

2. Lo vivimos es resultado de la creencia que tenemos de cuánto amor merecemos en la vida, y esa creencia debe ser revisada y actualizada para asegurarnos de no contentarnos con migajas.

3. Hazte cargo de tus responsabilidades y de tu propia vida, dejando de cargar historias ajenas.

4. Aprende de la naturaleza del amor. Comprende cómo funciona el amor y cómo lo vives. Realiza los cambios necesarios para amar mejor.

5. Conéctate con la fuerza primordial del amor (más allá de los vínculos que tengas), que hace posible la transformación de tu vida.

6. Convierte las heridas del amor en una experiencia de liberación y plenitud.