La abundancia

 

Jorge Arce Hernández

Inicialmente, el camino de la vida ha sido planteado para seguir las tradiciones familiares, sociales, culturales, religiosas; las dinámicas y los imaginarios que van moldeando tus certezas y creencias, muchas de las cuales no son realmente tuyas pero así las asumimos.

Sobre esto has ido construyendo tu vida y así tratas de avanzar por el camino que quieres y sueñas mientras llevas el peso ajeno, las restricciones de otros, las creencias limitantes que no son tuyas. Por eso muchas veces no llegas a donde quieres; es difícil caminar con anclas.

Es común haber escuchado mientras creciste frases como: “la vida es un sacrificio”; “después de grandes sacrificios y sufrimientos viene la felicidad”; “el que piensa en sí mismo es egoísta y está mal”; “siempre debes pensar primero en los demás”; “la vida es difícil”; “es mejor tener poco, pues nadie te tiene envidia”; “el amor es difícil y sacrificado”; “los pobres serán premiados”; “confórmate con recibir poco”; entre muchas otras sentencias que determinan tu relación con la abundancia en todos los ámbitos.

Así, la posibilidad de ser abundantes está mediada por los mandatos externos que poco a poco se convierten en verdades internas que actúan como bloqueos. Ya no solo escuchas las frases sino que las atesoras como tuyas y las consideras otra forma de ser leales a quienes las dijeron.

En medio de esto, la clave es que tu movimiento está en tus manos. Así, el viaje hacia la abundancia empieza en el reconocimiento de estas dinámicas de lealtades, cargas heredadas y creencias ajenas. Se inicia cuando das a cada quien el lugar que le corresponde en tu sistema familiar, le das orden y actúas desde el equilibrio. Tiene como punto de partida el reconocimiento de lo que mereces, que es mucho y no poco, que es felicidad y no sufrimiento.

Algunas ideas y acciones para empezar el viaje hacia la abundancia:

  • Reconoce y honra tu origen. No importa cómo ha sido y cómo es la relación con tus padres, la fuerza para la vida viene de ellos, solo por el hecho de habernos dado la vida. Depende de ti tomarla y asumirla. Y esa fuerza te conecta con la vida, te abre el camino a la abundancia.
  • Recuerda que la única lealtad posible con ellos y con tus antepasados es ser feliz, construyendo la vida que sueñas: es la única forma de agradecer y reconocer.
  • Comprende que la felicidad  y la abundancia son una decisión personal que puedes actualizar todos los días. Ser feliz no sucede algún día… puede suceder hoy. Lo que no quiere decir que no aceptes las tristezas, las rabias y las decepciones que a veces vienen. Pero no como regla sino como excepción. Y no como sufrimiento sino como aprendizaje.
  • Ten en cuenta que el universo y la vida se encargan de compensar todo aquello que haces. Por eso, si das, recibes. No con la idea de que solo es importante dar o de que no mereces que te den,, sino con la certeza de que es dando que recibes… y de que mereces recibir en abundancia.
  • Ten en cuenta que la prosperidad no siempre es tener mucho, es tener lo necesario y agradecerlo. Tampoco es tener todo resuelto sino tener conexión con las herramientas para enfrentar y resolver cualquier situación.