El lugar más inseguro es el mejor

Estamos acostumbrados a la vida que tenemos… y no siempre es la mejor. En otras palabras, muchas veces y en muchos aspectos podríamos tener una vida mejor, pero preferimos quedarnos con la que tenemos. Una de la razones para ello es que lo que tenemos, no importa lo que sea, representa un lugar seguro. Y ese lugar seguro, aunque no sea el mejor, es el que conocemos, al que ya estamos acostumbrados. Ya sabemos cómo funciona todo en ese lugar.

El lugar seguro representa las creencias, muchas de ellas limitantes, la manera en que amamos, sentimos, pensamos; la forma que en nos relacionamos con la vida y lo que pensamos de ella.  Un lugar seguro es seguro, no porque necesariamente sea bueno sino porque no implica hacer nada más que lo que siempre hemos hecho. No nos reta ni nos lleva a tomar decisiones o acciones.

Por esto, el mejor lugar para vivir mejor es el más inseguro, el que nos saca de nuestra zona de comodidad (no porque sea agradable sino porque no implica ningún movimiento). El lugar inseguro es el que nos reta, el que nos invita a decidir, a movernos, a dejar atrás las cargas y las creencias limitantes. Es el lugar donde es posible encontrar la vida que deseamos y merecemos.

Aunque lo más sencillo sea quedarnos en lo que conocemos, así no sea sano, alegre, amoroso, tranquilo y abundante, y repetir las mismas dinámicas todos los días, lo que nos espera si abandonamos el lugar seguro vale la pena. No es la vida que nos dijeron o nos contaron o nos obligaron, es la vida que realmente queremos.

Arriésgate a ir al lugar inseguro, arriésgate a tocar las emociones, a mirar hacia dentro, a reconocer, confrontar y liberar. Arriésgate a hacer lo que sea necesario para transformar tu vida y hacer de ella lo que realmente quieres.