Simplemente HAZ NADA

¿Qué tal si dejas de intentar hacer más y mejor? ¿Qué tal si botas la lista de cosas por hacer? ¿Qué tal si te libras de las metas despampanantes? ¿Qué tal si te sacudes los hombros tanto que no queda nada que ‘debas o tengas’ que hacer? ¿Qué tal si quedas tan descargado que te puedes escuchar respirar?

Tratas con compulsión, y obsesión de llenar cada espacio de tu vida,como si así lograras  justificar tu existencia. Te sientes importante al decir “no tengo tiempo, tengo mil cosas por hacer, estoy OCUPADO”.

Ocupado, como un armario ocupado, como un taxi ocupado, como una mesa ocupada… o NO DISPONIBLE, incapaz de recibir, de renovarte, porque ya no hay espacio, porque cada recurso de ti está destinado a algo o alguien.

¿Y qué tanto ESPACIO disponible queda en ti para que circule y se mueva la vida, para que alcances a percatarte y sentir, para que te acuerdes que aún respiras (inhalas…exhalas!)?

Al final, el cansancio de correr para conquistar, llegar, ganar, figurar, no vale tanto, menos aún si no sabes quién eres, qué quieres y si ha pasado mucho tiempo desde la última vez que te sentías vivo y podías disfrutar (lo que fuera).

Simplemente así sucede la vida, un día viene y luego llega el siguiente. Y simplemente cada instante está inundado de milagro, de valor, de riqueza, de gracia y es único, no vuelve, no regresa más…y se nos escapa porque estamos ocupados.

Así que NO HAGAS NADA. Simplemente vacíate, desocúpate, hazte tan disponible que puedas vivir, eso es más importante que hacer muchas grandes cosas. Preferible decir ‘yace aquí alguien que vivió’, a ‘yace aquí un muerto en vida’.