Sube a la bicicleta
Imagina que frente a ti está la vida que quieres, la vida que sueñas, en todos los aspectos. La única forma de ir hasta ella es subir a una bicicleta, y así lo haces. Pero cuando empiezas a pedalear te das cuenta que las llantas están completamente pinchadas, no queda más que caucho roto y el metal que este cubría. Así, por más que quieras ir hasta esa vida que sueñas, no lo podrás hacer con las llantas en ese estado.
Entonces, quedan tres caminos:
- Intentas pedalear, a pesar de no conseguir nada. Terminas con agotamiento, agobio, te maltratas y no logras lo que quieres.
- Te bajas de la bicicleta y te resignas a no tener la vida que sueñas. Te conformas.
- Te dedicas a reparar las llantas pinchadas. Luego te subes y vas hacia donde quieres.
¿Qué eliges?
Las dos primeras pueden ser las más sencillas, pero solo reparar las llantas te puede llevar a la vida plena, abundante, tranquila y sana. Si esta es tu decisión, ten en cuenta algunos aspectos en los que debes trabajar:
- Identifica las creencias que te limitan. Empieza a cambiarlas por imágenes y afirmaciones positivas de lo que quieres en tu vida… aquí y ahora.
- Sana tus memorias ancestrales. Dale el lugar a todos, inclúyelos en tu vida y en tu corazón. Asegúrate que dentro de ti cada quien ocupe el lugar que le corresponde. Di sí a todos y sí a todo lo que pasó.
- Limpia tu energía congestionada, negativa y enferma. Hay muchas formas de hacerlo. Por ejemplo, una vez o dos veces a la semana cuando te bañes ponte una mezcla de agua con sal. Conéctate con la intención en limpiar tu energía. Hazlo en la noche, antes de dormir.
- Reconéctate con tu niño interior. Reconoce y empieza a sanar sus heridas.
- Recuerda todos los días que eres luz, amor, abundancia.
- Suelta todo lo que no te corresponde. Se responsable, no víctima ni victimario; no salvado ni salvador.
- Identifica las limitaciones de tu carácter y sus potencialidades.Suelta las primeras y conéctate con las segundas.
Ten en cuenta que reparar las llantas de la bicicleta es un trabajo de todos los días, debe convertirse en un hábito. De lo contrario, es fácil que vuelvan a romperse.