El sufrimiento NO te llevará la cielo

¿Cuántas veces escuchamos que la vida es dura y sufrida , qué vale la pena el sacrificio si queremos algún resultado? ¿Cuántas veces pasamos por encima de nosotros mismos para conseguir algo? ¿Y cuántas veces pensamos que eso está bien?

Algunos caminos y prácticas espirituales son un ejemplo de esto. Nada más amoroso que ese encuentro con nosotros mismos, con el ser superior o con un maestro espiritual, porque representa la búsqueda de ser mejores para nosotros mismos, la reafirmación de algunas de las razones más importantes para la vida: servir, amar, fluir, crecer, trascender, así como espacios y acciones para la tranquilidad, la abundancia espiritual y la conexión con la totalidad.

Pero en muchas ocasiones esto va en contravía con lo que proponen algunos caminos y escuelas, que llevan a los practicantes al sacrificio, al sufrimiento y a pasar por encima de sí mismos. Es cierto que se requiere disciplina, esfuerzo y autoexigencia, pero eso es diferente. ¿Cuántas veces se escuchan frases como: “el sufrimiento te llevará al cielo”, “el camino espiritual es de sacrificio”, “el esfuerzo duro te forja el carácter”, “que el cuerpo duela”, “deja de lado tus emociones”, etc.?

¿Y el amor? Claro, si nos conectamos con la creencia tradicional y arraigada del amor como sacrificio y sufrimiento, podríamos pensar que esas prácticas y caminos son amorosos, pero no. Ahora, también está el maestro, el gurú, el líder. ¿Qué mejor maestro que el que es amoroso consigo mismo, con sus discípulos y con todos? ¿Qué mejor maestro que el que práctica lo que predica? ¿Qué mejor maestro que el que no se sube a un pedestal de ego, orgullo y soberbia, que no se cree mejor que los demás?

Si quieres saber si un camino espiritual, una práctica o un maestro va a ayudar a que tu vida sea mejor, observa cómo te sientes, qué te implica, qué tanto hay de amor y qué tanto de sacrificio y sobreesfuerzo. Observa cómo es el maestro o el líder de ese camino. Recuerda que está bien si hay disciplina y exigencia alcanzables. Pero desconfía de un camino que te exige grandes sacrificios, que te implica sufrimiento de alguna clase, que te fragmenta, dejando de lado tu emociones o tu cuerpo. Recuerda también que eres un ser integral, que ser espiritual no quiere decir no tener deseos, dinero, necesidades. Ser espiritual es precisamente lograr tu conexión con lo mejor de los dos mundos. Como lo decía Osho, se trata de ser Zorba el Buda, tan espiritual y tan terrenal.